A raíz de la decisión de V.J. de dar vacaciones indefinidas a sus neuronas, según el artículo Me rindo, yo también he liberado mi mente de esas molestas restricciones que implica el análisis de la realidad empírica.
Este es mi primer pensamiento totalmente libre, generado por mi potenciado sistema heurístico de pensamiento – RAE, cuarta acepción – en ausencia de opresivas reflexiones racionales: el lío de Madrid lo ha causado una conspiración paellera.
Hay un ministro del actual Gobierno, que no quiero nombrar pero que es valenciano, conocido por haberse entrevistado en un avión con una vicepresidenta del gobierno de Maduro. Nunca se ha sabido con exactitud qué ocurrió en ese aparato, pero fuentes creíbles[1] han relatado a este alienígena que la vice-Madura[2] le entregó un sobre pequeño, que el torrentino se guardó en el bolsillo para introducirlo en España de contrabando.
Pues bien, lo que él creía azafrán de alta calidad resultó ser una reliquia: los bigotes de Confucio. La malvada venezolana engañó así al ministro, sin querer. Y digo que el engaño fue involuntario, porque en realidad esos bigotes le fueron entregados en muestra de amor y respeto por las autoridades chinas, pero la muy ignorante bolivariana ni siquiera habla chino mandarín con fluidez, y las tomó también por hierbas para condimento. Como no sabe guisar, pues se las pasó al primer despistado que se encontró.
Esos hilitos de supuesto condimento fueron utilizados en una paella de confraternización con la Comunidad Autónoma de Madrid, guisada por el ministro. Así se introdujo la confusión en todos los asistentes, excepto el propio ministro y su colega de Sanidad – cuyo nombre tampoco mencionaré, pero es catalán – por estar inmunizados.
En cuanto al mal causado a los gobernantes de Madriz, sucedió por un tema puramente lingüístico:
Confucio –> Confusio –> Confusión –> Confuso.
De ahí que, por un fatal error gastronómico, el gobierno de Madrid sea incapaz de comprender el mecanismo de la administración ni, ya puestos, el del botijo, culpando de ello, y con razón, al Gobierno.
Una vez constatado lo sucedido, el malvado político valenciano y su no menos malévolo cómplice catalán decidieron sacar partido de ello. En efecto, una de las fuentes del rencor hacia la Comunidad de Madrid de estos políticos es el rechazo a la paella con chorizo, y otras materias herejes que esos castizos cocineros carentes de empatía le echan al caldero sin el menor remordimiento.
Sabedores, además, de que en Madrid existe la tradición de hacer paellas estrafalarias en los restaurantes todos los jueves[3], han decidido cerrar la ciudad con la primera excusa que se les ocurrió. Todo ello con el fin de prevenir que los forasteros pudieran acabar pidiendo una de esas aberraciones culinarias en, por poner un par de ejemplos, la Malvarrosa o la Barceloneta.
Para complicar las cosas todavía más, un miembro de Ciudadanos que habla catalán en la intimidad[4] captó una conversación entre los ministros. En un rapto de fervor patriótico se lo filtró a la presidenta de la Comunidad de Madrid – cuyo nombre tampoco voy a citar – que, en su estado de confusión paellera, solo entendió que el Gobierno le tiene manía y quiere cerrar Madrid los jueves. Obviamente, se sublevó y en muestra de rebeldía se pegó un atracón de callos con garbanzos[5], añadiendo a su confuso estado mental las flatulencias correspondientes, hasta que ya no se pudo saber si opina o expele cuescos.
Aquí lo dejo, no vaya a revelar más de la cuenta y se acaben conociendo mis fuentes. A buen entendedor…
Es probable que algún humano, humanoide, o incluso antropoide, engañado por el apelativo Sapiens que la especie se ha auto otorgado sin razón alguna, acusará a esta teoría de inconsistencia. Si así fuere, a ver, ese lissssssto con acento en la ‘s’: ¿es más realista eso de que Madriz es España y España es Madriz? O quizás tenga mucho sentido lo de Madriz motor económico… Y ni te cuento lo de que Madriz anda mejor que Nueva York. ¿En qué? ¿A partir de ahora servirán hot-dogs los jueves en lugar de paella? ¿Y el empecinamiento en ignorar cualquier cosa que suene a ciencia, por remotamente que fuese? ¿Y cómo explicáis que alguien que expresa ideas que huelen a culo esté mejorando sus expectativas de voto? ¿Eh? ¿Eh?
Pues eso. Por la confusión.
[1] Con unas cuantas copas de orujo en el cuerpo.
[2] Me da pereza buscar el nombre, pero ya me entendéis.
[3] Cuando todo valenciano de bien sabe que la paella es plato de domingo.
[4] No, ese no, es otro, pero no puedo decir quién es. Si acaso, dejo una pista: él dice que fue actor, y en ese oficio recibió tantas collejas que quedó casi tonto. Estuvo en un partido que se convirtió en minoritario hasta casi desaparecer, y luego en otro que también se convirtió en minoritario, aunque todavía sobrevive.
[5] Para un madrileño, como ponerle chorizo a la paella. ¡Tal era la confusión de su espíritu!
Blog del Gran Baladre 
Divertidísimo y mordaz. Podías grabar su lectura, como la del cuento de la princesa. Tu rendición, a más de descansarte, nos muestra tu lado más imaginativo-disparatado pero no tanto. ¡Bravo, Baladre! Ah, y pienso como tú, ni siquiera hablar chino mandarín…imperdonable.
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Saludos, apreciada y apreciable Pilar. Que estés de acuerdo conmigo es, indudablemente, meritorio para cualquier ser procedente de la deficiente especie Sapiens.
Ahora bien, no nos confundamos que las comparaciones son odiosas, porque cualquiera que se compare conmigo palidece. Baladring, por favor, yo soy K.Baladring. Baladre es el viejales que escribe historias de ficción. Y aunque todas las firmas de este blog convivan en un único cuerpo, hay categorías. Te daré una pista: objetivamente, yo soy el mejor de los entes imaginarios que publican en este blog, en todos los aspectos.
Una vez establecido este punto fundamental, debo aclarar que no puedo grabar mi voz porque es tan profundamente seductora que podría resultar peligrosa para los oyentes, que caerían subyugados. Y esto es así, por mucho que algunos críticos de tres al cuarto digan que suena como un chirrido insoportable. Una crítica absolutamente infundada, fruto de la inmensa envidia que genero a mi alrededor.
Aclaradas estas dudas, gracias por tu acertado comentario.
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