
Cuando se recorta la inversión (inversión, no confundir con gasto) en investigación, cuando nuestros talentos tienen que migrar, cuando en definitiva decimos aquello tan unamuniano de “que inventen ellos” estamos condenando a nuestros descendientes al pago eterno por el conocimiento ajeno.
- Para el país que no inventó: gastan (gastan, no confundir con una inversión) dinero en pagar un bien a una empresa que satisfará sus impuestos en otro lugar. Hay una trasferencia monetaria directa a otro país y una escasa redistribución fiscal de la riqueza local. En el mejor de los casos, se habrán generado algunos puestos de trabajo, generalmente poco cualificados (que no siendo poco, podría ser mucho más).
- Para el país que sí inventó: recibe dinero procedente de otras naciones, que una vez amortizada la investigación se convierten en beneficios netos que pagan impuestos y se distribuyen fiscalmente a sus ciudadanos en forma de servicios del estado. Todo ello sin contar los puestos de trabajos cualificados que se crean (diseño, dirección empresarial, marketing, gestión, etc.), más los no cualificados si además se produce localmente.
Si cada vez que compráis un bien comprobáis, no donde se ha fabricado que al fin de cuentas es competencia por precio, sino donde se ha diseñado el producto y todo el proceso de producción y distribución globales, entenderéis el flujo de dinero que amablemente estamos enviando al extranjero. Porque han inventado ellos.
- El año de máxima inversión en España fue el 2010 con el 1,39% del PIB. Disminuyó en el 2011 hasta el 1,33% y ha sido de nuevo recortado en 2012. De los países de nuestro entorno directo sólo Italia invierte algo menos.
- En 2011 incluso países rescatados como Portugal (1,50%) e Irlanda (1,72%) apostaron más por la investigación tras el rescate. Portugal se ha esforzado desde el 1,17% en 2007 e Irlanda ha incrementado su inversión en i+D+I desde el 1,25% del 2006.
- La media de inversión de los países de la Europa de 27 fue en 2011 el 2,03% del PIB de cada país, lo que nos deja aún más lejos de países europeos como Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia que invierten por encima del 3%. Es un nivel similar al de otras naciones punteras en tecnología como Japón (3,36%) o Corea del Norte (4%).
Resumiendo, los gobiernos conservadores tradicionalmente han tomado la decisión de convertir a España en un país competitivo abaratando el coste de su mano de obra, renunciando a incentivar la mejora de su competitividad mediante calidad e innovación. Esto significa que cuando salgamos del túnel seremos, en el mejor de los casos, un país mediocre que ha expulsado a las personas que pudieron liderar el cambio (Ah, ¡esa tendencia a estar siempre más cerca de África que de Europa!).